De acuerdo a su origen, las amenazas pueden ser de dos tipos:
a) Las que provienen de sucesos naturales, es decir, las procedentes de
fenómenos físicos originados por la naturaleza y sus elementos.
b) Las provocadas por la actividad humana.
Esta clasificación tiene algunas dificultades al tratar de aplicarla en toda su extensión, ya que en muchas ocasiones se encuentra una interacción entre los fenómenos naturales y la acción humana. Por ejemplo, un deslizamiento puede ser provocado por la erosión, por fallas en la canalización de aguas, por asentamientos en zonas inestables, etc.
Otro criterio para la clasificación de las amenazas es tomando como
referencia su forma de aparición:
a) Comienzo súbito o repentino, como el caso de los terremotos.
b) Comienzo lento, como las sequías.
b) Comienzo lento, como las sequías.